La iniciativa de las hermanas Isabel, María y Ana Meler Subías, de continuar con la tradición agrícola de su casa incorporando la actual tecnología en cuanto a la elaboración de vinos y viticultura, las llevó a pedir a sus padres la gestión de una parte de la tierra que trabajan. Así que en 2003 se lanzaron a la tarea de fundar una nueva bodega, Bodegas MELER en Barbastro, capital del Somontano, en las primeras estribaciones del Pirineo oscense.
Elaboran pequeñas cantidades de una variada gama de vinos de la que poco a poco os iremos hablando en este espacio.
Lo primero que llama la atención es la bonita y divertida etiqueta que decora la elaboración en donde las hermanas Meler han decidido autorretratarse, ¿adivinas quién es quién?
Estamos ante un vino joven sin nada de madera elaborado en su totalidad con los jugos de la variedad Syrah.
En copa se presenta con un tono picota madura intenso de capa media y ribete con claros recuerdos cardenalicios dada su extrema juventud, la cual no le resta virtud a este vino. Lágrima muy glicérica que recorre lentamente la copa.
Aromas típicos de la variedad, frutos negros, aceitunas negras, aromas férrico-cárnicos, mucha violeta y grafito, algo maravilloso ya que se conservan las características más personales de esta uva. Este vino está demostrando claramente que apuesta por lo natural y lo auténtico, sin enmascarar las propiedades de la uva que pudieran no agradar a todo el potencial público.
En boca es una delicia. Se presenta abocado, suave, sabe a mermelada de arándanos, moras y grosellas negras. Es un vino muy redondo donde la acidez ha quedado muy matizada en ese mar de frutas.
En definitiva, nos ha parecido un vino muy especial (los monovarietales de esta uva, por lo general, lo son), fácil y agradable de beber.
Por lo tanto, hemos de calificarlo, bajo nuestro criterio, como un vino notable con 80 BLL.
Barrica Llena
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