Sabéis de lo que hablamos. Ese lineal que parece el catálogo de una aerolínea: 47 vinos distintos, etiquetas que gritan cosas, precios que no sabes si son ganga o trampa… (siempre trampa) y tú, con el carrito, dudando entre la botella “reserva de autor edición limitada” y la que tiene un ciervo dibujado.
Pues el otro día, entre todo ese caos, apareció este PradoRey Origen 2023, elaborado por Bodegas PradoRey (95% Tempranillo, 3% Cabernet Sauvignon, 2% Merlot). Lo reconocimos por el nombre —ya habíamos probado cosas suyas que no estaban nada mal— y por ese diseño sobrio que no intenta ligarte con brillos ni dorados. Y lo mejor: no pasaba de los 7 euros.
Lo abrimos sin grandes expectativas, y oye… qué alegría.
Es un tinto joven de la D.O.Ribera del Duero, pero sin esa intensidad que a veces te deja seco. Aquí hay fruta, frescura y ganas de pasarlo bien. Color cereza brillante, de esos que dan gusto mirar. En nariz, mucha frambuesa, algo de mora y un fondo especiado suave, como si alguien hubiese pasado con un molinillo de pimienta a lo lejos.
En boca, entra fácil. Muy fácil. Tiene buen cuerpo, pero no pesa. Tanino amable, acidez que refresca, y un final que no se enrolla, pero te deja buen recuerdo. Algo de paso por madera (un mes en tinajas de barro centenarias y dos meses en barricas de roble americano y europeo), pero sin disfraz. Aquí la protagonista es la fruta, y se agradece.
Lo mejor de todo es que cumple lo que promete: un vino que puedes pillar en el súper sin hacerte el experto, que no decepciona y que encaja en casi cualquier plan. Tapas, pasta, carne a la plancha, pizza… Lo pones en la mesa y nadie te pregunta cuánto costó. Solo si queda otra copa.
Así que si te cruzas con este PradoRey Origen 2023 entre los lineales del supermercado, dale una oportunidad. Es de esos vinos que parecen decir: “eh, estoy aquí, no soy el más caro ni el más guapo, pero si me llevas, te lo pasas bien”.
Y como cumple, se lleva ni más ni menos que 79 BLL.
Barrica Llena
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